Pinceladas del Carisma


CARISMA MARIANO. De total pertenencia a María, guíados por Ella en su escuela maternal, en su "sí" a la Voluntad de Dios, en su maternidad hacia Dios y hacia la Iglesia, especialmente hacia la que sufre, y viviendo su canto de alabanza, acción de gracias y alegría, su "Magníficat".  

 
CARISMA ECLESIAL,  que en obediencia a la Madre Iglesia, trabaja por su unidad y santidad, al servicio también de todos los grupos o movimientos apostólicos que la integran,   llegando a su núcleo esencial,  al  centro de nuestra fe,   al ofrecimiento en alabanza de Jesucristo al Padre Celestial,  por amor y por nuestra salvación.  “Alabanza con María” busca el ofrecimiento de vida   de todos los que participan,  unidos en el  Espíritu  a Jesús,  en su  entrega  en obediencia filial al Padre,  por amor hacia nosotros y por nuestra salvación. Es vivir en adoración y alabanza, en "espíritu y verdad", como se nos pide en el Evangelio. 

CARISMA CATOLICO UNIVERSAL  de inclusión,  con apertura hacia  toda la Iglesia,  y dentro de ella  a todos los grupos y movimientos y a todas las órdenes y congregaciones, y con respeto a otras religiones, trabajando por el Ecumenismo. Abierto a todos los hijos de Dios,  independientemente de  su vocación,  edad,  sexo   o estado.   

CARISMA DE UNIDAD:   “unidos para la misión”.  Favoreciendo  la unidad de  las parroquias,  de las familias,   en los centros donde se hace la Alabanza,   entre los sacerdotes,  religiosos  y   laicos seglares,  y la unión  entre los voluntarios.

CARISMA MISIONERO: Obra de misericordia corporal: visitar al enfermo, al mayor, al que sufre,  acompañarle, aliviando la soledad en que se encuentra. Y espiritual: dar consuelo y esperanza,  enseñar el valor salvífico  y redentor del dolor y de la enfermedad,  unidos a Cristo,  acercándoles al amor de Dios,  a la alegría del Reino.

CARISMA DE ORACIÓN y también de ofrecimiento de vida   de los mayores y enfermos junto a los voluntarios,  para que en alabanza y acción de gracias, con María,   interceder ante la Divina Misericordia por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero.  Los enfermos y mayores dentro del Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia, superando su propio dolor o situación negativa,  transforman  el  sufrimiento en un gran valor para el proceso de evangelización y salvación de las almas y para  la santificación de los sacerdotes y de todos los que participan en la obra de misericordia.  Y ellos al mismo tiempo, reciben  la fortaleza espiritual que les viene de las oraciones y sacrificios ofrecidos por todos los miembros;  participando  de los beneficios infinitos de las Adoraciones y Eucaristías, oraciones y entrega de los sacerdotes y voluntarios de “Alabanza con María”.   Es vivir la Comunión de los Santos.

CARISMA APOSTÓLICO, CATEQUÉTICO Y EVANGELIZADOR: No sólo de  aquellos a los que se visita, sino también de los que van,  buscando su conversión total  en la escuela de María. Su “sí” al Dios Uno y Trino,  dando un marco de sostenibilidad a ese “sí”.  Para ello:  Eucaristías,  Adoraciones,  Retiros Espirituales y  crecimiento en la fe de los voluntarios de “Alabanza con María” -con especial atención a los jóvenes-, formándose en la Palabra de Dios y en las virtudes teologales "fe, esperanza y caridad", y en la espiritualidad de la Alabanza. El mismo desarrollo de cada Acto de “Alabanza con María”   bajo la guía y protección maternal de la Virgen,  ayuda a ese fin.

En la sencillez del desarrollo de cada acto de Alabanza, dar a conocer la profundidad y el gozo de nuestra fe.

Proporcionar a todos los cristianos: mayores, adultos, jóvenes, familias, sacerdotes, religiosos…, un medio adecuado para ser testigos del Evangelio y llevar a cabo su misión evangelizadora.

Acercar a los Sacramentos a los enfermos y mayores a los que va dirigida la obra de misericordia y  también a los voluntarios.

Una hermosa,  dinámica y completa  forma de evangelizar,   que intenta responder a la Voluntad divina, tanto a nivel personal como comunitario,   dando  gloria al Dios Uno y Trino y a la Santa Madre Iglesia.

 

CARISMA DE SANACIÓN: A través de  “Alabanza con María”  se vive un camino de sanación, siguiendo los pasos a los que María nos lleva en su escuela de alabanza.  Una sanación del alma y del cuerpo,  gracias a la misericordia divina, que responde al  Canto de Isaías de “sanar los corazones desgarrados,  llevar la buena noticia a los pobres,  la libertad a los cautivos …” Y al  grito de Jesús: “Estuve enfermo y me cuidaste, sediento y me diste de beber, triste y me consolaste, solo y me acompañaste (Mt. 25,26).

La oración de alabanza,  acción de gracias, ofrecimiento e intercesión  de los enfermos y mayores,  en comunión con Jesús y María,  atrae del Padre Eterno muchas bendiciones,  que se aprecian visiblemente al final de cada acto de alabanza: mejora salud física y espiritual de los asistentes,  fortaleza,  paz y alegría. Es sanación, unidad y vida  para la Iglesia y para el mundo,  conversiones,  unidad y paz para las familias,  vocaciones santas,  avance en el respeto a la vida y fin del aborto, ayuda a las almas de los fieles difuntos para acelerar su tránsito hacia la gloria celestial,  etc.  Gracias a  “Alabanza con María” los centros de dolor y sufrimiento,  se convierten en centros de alabanza a Dios,  con la alegría y esperanza que ello conlleva,  y  gloria para la  Santa Madre Iglesia.

La obra,  en su desarrollo,  en su dinamismo y alegría a la que lleva, visible en la cara de los enfermos y mayores al final de cada acto de Alabanza,   en la alegría también,  ardor y entusiasmo de los voluntarios,   responde perfectamente a la nueva evangelización tan solicitada por  los Papas.